Llueve en junio.

Empapándose de pies a cabeza.

19 abril, 2007

Sleeping Beauty


Desde pequeña sus excesivos nervios le han jugado malas pasadas. Horribles dolores de estómago y ataques de llanto la hacían colapsar.
A los diez años fue por primera vez a la psicóloga. A los once años agregó las agujas, alfileres, tijeras y, en fin, todo lo que fuera útil para realizar su "catarsis". A los dieciséis sabía con perfección como ocultar las heridas en sus antebrazos y muslos. A los diecisiete comenzó el tratamiento con su neuróloga. A los diecinueve la hospitalizaron de urgencia cuando se le desató su primera jaqueca, se asume eso porque jamás accedió a hacerse un scanner para saber lo que realmente tiene. A los veinte, cuatro meses después de lo anterior, debió ser internada por vómitos compulsivos y bajas defensas.
Las jaquecas se habían acabado, los dolores de estómago habían cesado, la seguridad estaba en ella pero nuevamente recayó.
Cuando tenía catorce años soñó que moriría a los veinticuatro. El cómo y el dónde no son relevantes.
En un par de meses cumplirá veintiuno y de ahí faltarán solo tres años para la fecha donde, supuestamente, todo lo anterior llegará a su fin.