Llueve en junio.

Empapándose de pies a cabeza.

04 agosto, 2007

Tomás

(Continuación)

Eran las cinco de la tarde. Elisa se encontraba sola en su casa, sin nadie quien pudiera salvarla de sí misma. De pronto, su gato la despertó con un maullido agudísimo. Elisa abrió los ojos y recordó no haber lo alimentado. Se levantó y partió al baño a limpiar sus heridas.
Abrió la llave del lavamanos. Comenzó a lavarse cuidadosamente con jabón y se enrolló una toalla blanca en el brazo. Hurgó en el botiquín, sacó alcohol, un rollo de gasas y un poco de cinta adhesiva.
Sentada en el inodoro, suavemente, curó su mano y su brazo. Tomás, su gato, abrió la puerta del baño y se abalanzó a restregarse por sus piernas. Elisa extendió su mano y acarició su lomo. "Tú eres el único que me quiere", afirmó. "¡Miau!", fue la respuesta de Tomás mientras ronroneaba.
Elisa caminó hacia la cocina, sacó una bolsa de un gabinete y le sirvió su almuerzo a Tomás.

1 Comments:

  • At 11:57 p. m., Anonymous Anónimo said…

    DEfinitivamente el que menos me ha gustado, no me ha entregado nada nuevo a la intriga, y sigo pensando que Elisa ya estaria muerta:P. Igual rarilla ella, para cortarse, desangrarse por mucho rato, levantarse como si nada y curarse las heridas y seguir su vida como si nada. Algo no me calza.

     

Publicar un comentario

<< Home